Salud Mental: La sorprendente relación entre la digestión y las emociones
¿Sabías que en el proceso de la digestión pueden influir las emociones y estados anímicos? Donde hay enfermedad mental, hay una larga historia de problemas digestivos y viceversa.
Dra. Maricarmen Hdz Saenz de Calahorra
10/1/20242 min read


Nuestro cerebro registra señales de mal funcionamiento del sistema digestivo y las modifica bajo el influjo de algunas emociones como la ansiedad, la angustia o la depresión, este registro actúa en ambas direcciones.
Sucede porque existe una red de neuronas y todo tipo de neurotransmisores que conectan las paredes del estómago y el intestino con el córtex cerebral enviando información de lo que pasa en el aparato digestivo y cómo se desarrolla la digestión.
Por eso al sistema digestivo se le llama el “Segundo cerebro”, es decir, el cerebro e intestinos están íntimamente conectados.
La serotonina, considerada la hormona de la FELICIDAD, se fabrica en el intestino; es un neurotransmisor ligado a la sensación de calma, de relajación y de bienestar. Activa los circuitos de recompensa, estimula el deseo sexual, ayuda a regular la temperatura corporal, está involucrada en los movimientos viscerales, combate el estrés, regula el apetito y participa en los procesos de aprendizaje, memoria, sueño y descanso.
Por esta razón, cuando algo no funciona bien, los nervios sensitivos localizados en las paredes inflamadas del tubo digestivo se hipersensibilizan.
Para que la digestión funcione correctamente, se necesita estar relajado. El estrés puede bajar o detener el proceso digestivo.
Emociones, pensamientos e intestinos tienen una comunicación tan perfectamente orquestada que las emociones negativas de angustia de preocupación, incertidumbre, y la depresión provocan los síntomas como resequedad de la boca, mal aliento, reflujo gastro esofágico, sensación de un nudo en el estómago y dolor, espasmos viscerales, diarrea, estreñimiento, gases, alergias e intolerancia alimentarias, inflamación abdominal, dolor, ardor intestinal, nausea, acné, enfermedades de la vesícula biliar, problemas cognitivos y de memoria y se ha asociado al incremento en el riesgo de alcoholismo.
Algunas recomendaciones para mejorar la alimentación y tener una buena digestión son:
Comer en lugares que induzcan a la relajación.
Respirar lenta y rítmicamente antes de comer y durante la comida.
Comer acompañado cuando sea posible y sin la distracción de la televisión o la computadora.
Masticar el alimento casi hasta que esté líquido.
Comer menos cantidad y con mayor frecuencia, sin aumentar la ingesta calórica total.
No saltarse el desayuno; no comer en exceso por la noche.
Consumir alimentos ricos en fibra.
Reducir el consumo de comidas con alto contenido de grasa animal, alimentos grasos y fritos.
Consumir productos lácteos fermentados con probióticos.
Beber 2 litros de agua por día y disminuir el consumo de bebidas alcohólicas, con cafeína o con alto contenido de azúcar.
Llevar un estilo de vida saludable: hacer ejercicio regularmente y no fumar.
LA SALUD MENTAL COMIENZA CUIDANDO NUESTRA ALIMENTACIÓN.
CUIDA LO QUE COMES Y CÓMO LO COMES.
Dra. Maria del Carmen Hernandez Saenz de Calahorra
NeuroPsiquiatra